miércoles, 12 de mayo de 2010

COLOMBIA LA TIERRA DE LAS FLORES




Colombia es el país de las flores. Más de cincuenta mil especies de todos los colores, todos los olores, todos los tamaños y todas las formas nacen, crecen y se reproducen bajo un cielo desde el cual, los primeros astronautas que viajaron a la Luna, afirmaron que de esa visión que tuvieron del planeta Tierra guardaban dos recuerdos muy vivos: la extensión de la muralla China y el verdor que cubría a Colombia.

Cuando se habla de Colombia en el mundo, una de los aspectos más comunes es mencionar sus flores. Este libro busca reafirmar esas imágenes, esas flores detrás de las cuales se esconden tantas emociones, tantos gestos, tantos logros, tantas batallas, tantas mujeres hermosas. Por eso, el libro abarca distintos aspectos de la flor, su connotación como símbolo de la exuberacia de un país, el proceso histórico de su presencia al lado de los acontecimientos, cimientos, la vida cotidiana que gira a su alrededor, y el fenomeno de su cultivo y exportación a los mercados del mundo.

La ubicación geográfica de Colombia, en la zona torrida, entre dos océanos y con una variedad de climas y accidentes geográficos que le permiten tener a pocos minutos de distancia selvas húmedas, bosques tropicales, costas ardientes, páramos encumbrados y otros ecosistemas fascinantes, ha servido para originar una vegetación, nativa muy rica dentro de la cual las flores se han convertido en símbolos de una exuberancia natural que sigue asombrando a viajeros y científicos que atraviesan el país. Es así como, dentro de ese entorno, dentro de ese paisaje urbano y rural, la flor se alza como el símbolo de una naturaleza que ha sido inmensamente generosa.

Esta riqueza biológica colombiana siempre ha sido así, como lo prueban los testimonios de los primeros indígenas que habitaron estas regiones y de los europeos que las colonizaron. Las mismas tierras donde las flores, como parte vital de esa riqueza, fueron utilizadas por los habi, tantes prehispánicos, admiradas por los conquistadores, registradas por los cronistas, estudiadas por los científicos, recolectadas y llevadas lejos por los viajeros, y convertidas en uno de los símbolos inequívocos de esa historia que sigue viviéndose todos los días.

La presencia de la flor en todos los climas, regiones y etapas históricas del país, ha provocado un fenómeno interesante y cotidiano, la cultura de la flor, es decir la forma como el colombiano común y corriente actúa ante las flores, las utiliza, las sublimiza, las convierte en parte viva de su entorno, para expresar su amor o su dolor; para extrovertir su alegría durante los Carnavales o para traducir su religiosidad durante la Semana Santa; para hacer más cercanos oficios como la pintura, la literatura, la gastronomía, la medicina, la artesanía, sin barreras políticas, sociales o económicas. No hay acto cotidiano que no la involucre; no hay gesto doméstico o sublime, intelectual o mundano, que no se alimente de la imagen de una flor. Es la cultura alrededor de la cual se tejen tantos sueños y tantas realidades.

Toda esa carga de sentimientos y reflexiones, de recuerdos y actitudes ante la flor, tenía que provocar un formidable fenómeno económico que dependiera también de ella. Un proceso que se inició 25 años atrás cuando un grupo de visionarios descubrió en la Sabana de Bogotá y otras zonas de Antioquia y el sur del país las condiciones naturales indispensables para poner en marcha lo que ahora es uno de los sectores más importantes de la economía colombiana: el cultivo y exportación de flores.

Actualmente, Colombia es el segundo país productor de flores en el mundo, después de Holanda, y el primer exportador a los Estados Unidos. Estos logros no han sido espontáneos. Son el resultado de una conciencia clara sobre un clima privilegiado, la hermosura de un producto y el conocimiento de un progreso que requiere planeación eficiente, organización estricta, control de calidad permanente y capacitación a fondo del personal qué labora en los distintos sectores de esta producción.

Este libro no pretende agotar el tema sobre las flores colombianas. Sólo busca alcanzar una visión general sobre uno de los aspectos más hermosos y significativos de la vida de un país. Es el resultado de un trabajo de equipo donde un grupo de investigadores, botánicos, escritores, fotógrafos, diseñadores y editores, trabajó durante varios años para reunir una valiosa información que estaba dispersa en bibliotecas, archivos, museos, jardines botánicos y colecciones, dentro y fuera del país y para ilustrarla con imágenes recogidas a todo lo largo de la geografía colombiana hasta conseguir editar una obra útil, entretenida, amable, bella y propia de Colombia

comercializacion de crustaceos


ICA en el comercio de peces, moluscos, crustáceos vivos y sus productos




Los países de la Unión Europea, Japón y China, son los principales compradores de peces ornamentales colombianos.
Los países de la Unión Europea, Japón y China, son los principales compradores de peces ornamentales colombianos. Bogotá 2 de diciembre de 2009.- Debido a la declaración de inexequibilidad de la Ley 1152 del 2007, las funciones de administración, control y vigilancia de los recursos pesqueros y acuícolas del país regresan nuevamente al Incoder; sin embargo, desde el punto de vista misional del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, esta entidad continuará con las actividades de prevención, control, supervisión, erradicación, o el manejo de enfermedades en los animales acuáticos (peces, crustáceos y moluscos).

Así, los productores de camarones, peces y moluscos, que comercialicen dichos animales destinados a la exportación para consumo humano, deberán contar con el registro que otorga el ICA, tal como se viene haciendo desde 2003, según lo establecido en el Acuerdo 5 del Consejo Directivo del ICA de ese año y la Resolución 1414 de 2006.

Al respecto el gerente general del ICA, Luis Fernando Caicedo Lince, recalcó que, “El papel del ICA en la actividad pesquera y acuícola, a partir de enero de 2010, es continuar con la supervisión y certificación de los requisitos sanitarios que exigen los mercados especializados internacionales y el cumplimiento por parte de los productores y el gremio en materia sanitaria y de inocuidad.”

“Es también en este sector donde juega un papel importante nuestra labor en la fase de producción primaria y como aval de calidad de los peces, crustáceos y productos acuícolas colombianos en el comercio mundial.”, concluyó Caicedo Lince.

El registro que entrega el ICA es complementario a las labores de vigilancia y control que el INVIMA y las entidades territoriales de salud ejercen en las plantas procesadoras de productos pesqueros y acuícolas y que redundan en el mejoramiento del enfoque de cadena que caracteriza este sistema productivo.

Peces ornamentales con destino a exportación con la certificación Zoosanitaria del ICA


En el mercado de los peces, existen especies que son comercializadas y apetecidas en el mundo para ornato y Colombia juega un papel importante con la exportación de algo más de 110 de estas variedades.
Para que este comercio cumpla a cabalidad con las exigencias internacionales, el ICA adelanta una labor importante mediante visitas de inspección de las condiciones sanitarias a los peces ornamentales que son capturados en los ríos de varias regiones del país y mantenidos en los establecimientos de cuarentena y comercialización con destino a exportación.

Datos de interés:


La Unión Europea y los países de oriente en especial Japón y China, son los principales compradores de peces ornamentales. Este año, se han exportado con Certificado Zoosanitario más de 10.236.805 unidades de peces ornamentales vivos, por un valor que supera los 2.715.095 dólares.

Esta actividad es de permanente crecimiento en el país, si se tiene en cuenta que en 2008 se exportó algo más de 6.180 unidades de peces ornamentales por un valor cercano a los US$ 1.524.000, al lado de las exportaciones de tilapia, trucha y camarón que se han convertido en uno de los mayores potenciales del país como renglón de exportación. En este campo, el ICA adelanta una labor de prevención sanitaria durante
la etapa de
producción.

miércoles, 5 de mayo de 2010

NOTICIAS DE INTERES


El mercado de EE.UU. abre sus puertas a la papaya colombiana


El valle posee grandes extensiones de cultivos de papaya de exportación
El valle posee grandes extensiones de cultivos de papaya de exportaciónEn el país había aproximadamente 5.700 hectáreas sembradas con la fruta en 2008, las cuales produjeron ese año 178.000 toneladas.
Los principales proveedores de papaya a EE.UU. son México, Belice y Brasil, pero Colombia está en condiciones de ubicarse en segundo lugar, según proyecciones de los cultivadores.
Bogotá, D.C., abril 30 de 2010. Luego de cinco años de arduas negociaciones lideradas por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), bajo los lineamientos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), el gobierno de Estados Unidos acaba de dar a conocer una noticia que estaban esperando los agricultores colombianos, particularmente los que se dedican al cultivo de frutas.

En efecto, el Animal and Plant Health Inspection Service (Aphis) del Departamento de Agricultura de EE.UU. (Usda, por su sigla en inglés), aprobó finalmente la comercialización en ese mercado de las papayas que se cultivan en todo el territorio colombiano.

El ICA comenzó a trabajar a finales de 2004 en el Análisis de Riesgo de Plagas para la exportación de papaya al país norteamericano, de tal manera que coordinó las visitas que en conjunto con Aphis se hicieron a la zona norte del Valle del Cauca, la principal región productora de esta fruta en Colombia.

Luego de verificar el cumplimiento de los requisitos fitosanitarios, especialmente que la zona es de baja prevalencia de la mosca (mediterránea y suramericana de la fruta), EE.UU. decidió dar la respectiva certificación para el ingreso del producto, no sólo del que se produce en el Valle sino para el de todo el país.

Es de señalar que el proceso de detección de moscas de la fruta se realiza mediante el monitoreo con trampas que permite establecer la distribución, índices de prevalencia y especies presentes en un área determinada. Dichas redes de trampeo se instalan en rutas a lo largo de las principales vías de movilización de frutas desde y hacia centros de consumo, núcleos de producción, puertos, aeropuertos y pasos de frontera, e igualmente se complementan con la vigilancia en predios de producción de fruta para exportación de acuerdo con la Resolución ICA 1806 de 2004.

Esta gestión ha permitido, entre otros logros y de acuerdo con la Resolución 2696 del ICA, que la zona norte del Valle del Cauca, que como se indicó es la mayor productora de papaya en Colombia, haya sido declarada como área de baja prevalencia para Anastrepha complejo fraterculus, Anastrepha grandis y Ceratitis capitata”.

El Gerente general del ICA, Luis Fernando Caicedo Lince, al expresar su satisfacción por este nuevo logro del agro colombiano, en esta oportunidad con el mercado de EE.UU., manifestó que las condiciones bajo las cuales se podrá exportar la papaya a ese país consisten básicamente en demostrar ante todo la inexistencia de la mosca de la fruta, desde su cultivo hasta el destino final.

Igualmente, hay otras exigencias como no superar una maduración del 25 por ciento; garantizar salas de empaque con resguardo y aisladas; y finalmente llevar a cabo la inmersión de la fruta en agua caliente, que no constituye un tratamiento cuarentenario como tal sino una práctica adicional que ayuda a disminuir las pudriciones por hongos y evita otros eventuales problemas, explicó el funcionario.

La fruta en cifras

De acuerdo con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), en 2008 había en Colombia 5.705 hectáreas cultivadas con papaya, las cuales produjeron 177.920 toneladas, con un rendimiento promedio de 31.187 kilos por hectárea.

Los principales productores son los Departamentos del Valle del Cauca, Córdoba, Magdalena, Meta, Antioquia, Tolima y Santander, en los cuales se concentró el 80 por ciento de la cosecha durante el año anterior.

Al analizar el comportamiento de las exportaciones en los últimos años, se observa que los mejores comportamientos se observaron en 2007 y 2008, registrando este último período ventas externas por 1.039 toneladas, pero el año pasado se presentó una drástica caída, con sólo 296 toneladas exportadas.

Según la Asociación de Productores y Comercializadores Hortofrutícolas de Colombia (Aprocol), la inversión en un cultivo de papaya oscila entre $30 millones y $40 millones por hectárea; la cosecha puede tardar hasta dos años –con un promedio de 14 meses-, con un periodo de producción de seis meses y unas 100 toneladas por hectárea.

En materia sanitaria, las principales limitantes a la producción que pueden afectar el cultivo son la virosis y los hongos del suelo, que hacen inviable repetir cultivos en el mismo terreno por espacio de entre dos y tres años.

De acuerdo con Aprocol, la mayor concentración de este cultivo en ese Departamento se encuentra en los municipios de Roldanillo, La Unión, Zarzal, Toro y Bolívar.

El presidente de esa agremiación, Camilo Echeverry, manifestó que la noticia mejora notoriamente las perspectivas económicas de los productores, ya que a nivel interno la papaya se comercializa a un promedio de entre $300 y $700 el kilo, mientras que en los mercados externos puede llegar fácilmente a $1.300 el kilo.

Echeverry afirmó que “estamos en capacidad de atender las exportaciones a Estados Unidos”, al explicar que los principales proveedores de papaya a ese mercado son México, Belice y Brasil, países que en 2007 le vendieron 102.000, 36.000 y 4.500 toneladas, respectivamente, “pero creemos que en poco tiempo podremos ubicarnos por encima de Belice”, sostuvo.

En materia de comercio exterior, señaló que Aprocol comenzó a exportar papaya desde hace más de un año de forma permanente a la Unión Europea a razón de 3 toneladas semanales, con destino a España, Bélgica y Holanda, a donde llega luego de unos 20 días de viaje ingresando por Alemania, pero la idea es aumentar la cifra en el corto plazo a 13 toneladas por semana.